UN BOSQUE Y ALGO MÁS...

31.12.2019

Para terminar el año como Dios manda, un fofisano debe preparar el cuerpo para la copiosa cena de fin de año. Para ello, en el manual del buen hacer de un amante de la comida, que presume de ser sano, es de obligado cumplimiento realizar una actividad física en la mañana del 31 de Diciembre, pero como siempre, moderada y con una rehidratación posterior adecuada.

Dentro de las grandes opciones que ofrece Galicia, una tierra mágica, hemos decidido acudir a las fragas do río Eume...terreno que ya conocemos, y que nos gustaría compartir contigo querido lector.

En un enclave de naturaleza increible se encuentran las fragas do río Eume, o lo que viene siendo en castellano, los bosques del río Eume. El río Eume se encuentra en la provincia de A Coruña, naciendo en la sierra del Gistral para morir en la ría de Ares, más concretamente en Pontedeume, la población costera que coge su nombre de esta fuente de vida. Existe una carretera, estrecha y arbolada que sale desde la población de Pontedeume y va yendo paralela al río hasta llegar al monasterio de san Juan de Caaveiro, del cual hablaremos más adelante.

Río Eume
Río Eume

Nuestra ruta fofisana la empezamos siempre en el monasterio, es decir, aparcamos el coche al final de la carretera, para posteriormente bajar caminando o corriendo (a gusto del consumidor) por la misma paralelo al río.

Este sendero se encuentra cubierto por un techo vegetal en la mayor parte del recorrido, por lo que uno puede disfrutar de un agradable paseo bajo la sombra de innumerables especies típicas del lugar, como castaños, eucaliptos, fresnos, abedules...un paraíso para el aficionado a estas rutas.

Musgo
Musgo

Iniciado el camino, vamos bajando el río hasta que nos encontramos con el primero de los dos puentes que lo cruzan. Existen dos pasarelas colgantes, que os recomendamos atravesar, y que os transportan a la otra orilla, encontrandose en ésta un sendero pedregoso, que igualmente va paralelo al margen del río. Estos dos puentes toman el nombre de Cal Grande y Fornelos. Aconsejamos encarecidamente calzado antideslizante, o con buen agarre, para caminar por la orilla opuesta a la carretera. La opción de caminar por esta orilla os proporcionará una sensación más aventurera y una visión más salvaje del entorno.

Puente Fornelos
Puente Fornelos

Durante el camino, mostrando un poco de atención, y dependiendo de la época del año, encontraréis una gran diversidad de fauna. De nuestras visitas a este enclave nos hemos topado con frecuencia con babosas, ranas, sapos, lagartijas y cuando es la época truchas remontando el río para hacer el desove. Al final de la época estival, además, podrás encontrar gran diversidad de setas, castañas y bellotas. Un camino rebosante de vida que nunca deja de sorprender. 

Babosa común
Babosa común
Setas
Setas

Tras media hora de paseo, bajando el río, decidimos dar media vuelta y regresar al punto de partida, no sin antes disfrutar de las cascadas que emergen al otro lado de la carretera. Son pequeñas cascadas rodeadas de musgo que aportan su granito de arena al caudal del Eume. Nosotros siempre paramos en alguna cascada para recobrar el aliento y contemplar la fuerza que el agua ejerce en la naturaleza.

Mientras subimos el río, podemos contemplar también cambios de corriente en el cauce dignos de ver. Existen algunos saltos y zonas de aguas rápidas seguidas de aguas someras y encalmadas, donde si el día es bueno y aporta la luz suficiente, se puede ver la total claridad y transpariencia del agua, todo un espectáculo para un sureño de tierras más áridas.

Salto del Eume
Salto del Eume

Una vez llegados al final del trayecto, existe una cuesta de colosal pendiente a través de la cual se accede al monasterio de san Juan de Caaveiro. Este monasterio se estableció en el año 934 D.C, aunque los restos más antiguos que se conservan de dicha obra majestuosa datan del siglo XII. La visita a estas dependencias son gratuitas, por lo que es cuasi obligatorio hacer la visita a este monumento histórico que regenta tan preciado lugar de valor natural. Desde la plataforma donde se encuentra el monasterio, se puede acceder a un antiguo molino de piedra, el cual usaban los monjes para moler el grano. Desde un punto de vista ingenieril es una instalación de gran valor tecnológica de la época, donde aún quedan vestigios de lo importante que fué aquella instalación hidráulica.

Monasterio de Caaveiro
Monasterio de Caaveiro

Como viene siendo de costumbre nuestra ruta no acaba aquí, como cabía esperar. Un fofisano que se precie, después de hacer actividad física debe reponer fuerzas acorde a su condición. Es por ello que somos amantes de esta ruta, ya que pegado al monasterio se encuentra la taberna de Caaveiro, un simpático lugar donde podrás ahogar tu sed y calmar tu voraz apetito después de subir semejante cuesta para llegar al monasterio. Regentada por un agradable y fornido mesero de joven edad, podrás degustar deliciosos manjares caseros que con cariño preparan en el lugar, disfrutando de unas vistas inmejorables mientras sacias tu sed. En alguna ocasión el avituallamiento ha acabado en comida de homenaje...pero eso os lo contaremos en otra entrada :)

PIncho de tortilla
PIncho de tortilla
Bocata de chorizo y queso
Bocata de chorizo y queso




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